Sobre su corazón en ristre
la mirilla posa su latido de plomo
y viene escupiendo chispazos de tinta
-que queman y evaporan-
el sol penoso de la tardeno alcanzan
...y eso duele...
los ojos trasnochados
los ojos trasnochados
que buscan trás el telón de la media noche
ahí se revelan
los senos perforados
de angustias
las piernas condenadas al silencio
la boca...
que pasa el testigo de la historia
las piernas condenadas al silencio
la boca...
que pasa el testigo de la historia
como hojas en blanco
como amenazas
como dulce bienvenida
Ernesto J. Navarro
Ccs 16may2012
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